Nuestra oración por los muertos es,
por tanto, no sólo útil sino que también es necesaria, ya que ésta no
sólo les puede ayudar, sino que al mismo tiempo hace eficaz su
intercesión en nuestro favor (cfr Catecismo de la Iglesia Católica, 958). También la visita a los cementerios,
a la vez que custodia los lazos de afecto con quien nos ha amado en
nuestra vida, nos recuerda que todos vamos hacia otra vida, más allá de
la muerte.
El diálogo interreligioso mal entendido conduce a la confusión o al sincretismo
Esta oración pide también a Dios el don de ver en el otro a un hermano que debe amar, y de reconocer en la tradición en que él vive un reflejo de esa Verdad que ilumina a todos los hombres ( Nostra Aetate , 2). Por eso conviene que cada uno se sitúe en la verdad ante Dios y ante el otro. Esta verdad no excluye, y no comporta una confusión. El diálogo interreligioso mal entendido conduce a la confusión o al sincretismo. No es este el diálogo que se busca. Extracto de: Discurso - Encuentro con los miembros del Gobierno, representantes de las instituciones de la República, el cuerpo diplomático y representantes de las principales religiones (Cotunú, 19 de noviembre). Viaje Apostólico a Benin (18-20 de noviembre de 2011)
Comentarios
Publicar un comentario