El verdadero “dueño” del mundo no es el hombre, sino Dios
En realidad, el verdadero “dueño” del mundo no es el hombre, sino Dios. El Evangelio dice: “Así
que velad, porque no sabéis cuándo llegará el dueño de la casa, si al
atardecer o a media noche, al canto del gallo o al amanecer. No sea que
llegue de improviso y os encuentre dormidos” (Mc 13,35-36). El Tiempo de Adviento viene
cada año a recordarnos esto para que nuestra vida reencuentre su justa
orientación hacia el rostro de Dios. El rostro no de un “amo”, sino de
un Padre y de un Amigo.
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