Jesús se dirige a Dios llamándole “Padre”. Este término expresa la conciencia y la certeza de Jesús de “ser el Hijo”, en íntima y constante comunión con Él, y este es punto fundamental y la fuente de toda oración de Jesús.
Por tanto, la expresión con la que Jesús comienza su oración contiene su reconocimiento total de la voluntad de Dios Padre, y junto a esto, su estar completamente de acuerdo, consciente y gozoso con este modo de actuar, el proyecto del Padre. El himno de júbilo es la culminación de un camino de oración
en el que surge claramente la profunda e íntima comunión de Jesús con
la vida del Padre en el Espíritu Santo, y se manifiesta su filiación divina. Jesús
se dirige a Dios llamándole “Padre”. Este término expresa la conciencia
y la certeza de Jesús de “ser el Hijo”, en íntima y constante comunión
con Él, y este es punto fundamental y la fuente de toda oración de Jesús. Lo vemos claramente en la última parte del Himno, que ilumina todo el texto. Jesús dice: “Todo
me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el
Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien
el Hijo se lo quiera revelar” (Lc 10, 22).
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