Nuestras Eucaristías se realizan en ese momento de oración, en un unirnos siempre y de nuevo a la oración de Jesús.
Nuestras Eucaristías se realizan en ese momento de oración, en un unirnos siempre y de nuevo a la oración de Jesús. Desde
el principio, la Iglesia ha comprendido las palabras de la consagración
como parte de la oración realizada junto a Jesús; como una parte
central de la alabanza llena de gratitud, a través de la cual el fruto
de la tierra y del trabajo del hombre, nos viene nuevamente donados como
cuerpo y sangre de Jesús, como auto donación de Dios mismo en el amor
acogedor del Hijo (cf. Jesús de Nazaret, II, p. 146). Participando
en la Eucaristía, nutriéndonose de la Carne y la Sangre del Hijo de
Dios, unimos nuestras oraciones a la del Cordero Pascual en la noche
suprema, para que nuestra vida no se pierda, a pesar de nuestra
debilidad y de nuestras infidelidades, sino que sea transformada.
Comentarios
Publicar un comentario